Impreso el 7 de diciembre de 2024 Impresión
Paseo de España, Ensanche Centro, Centro, Málaga, Málaga-Costa del Sol, Málaga, Andalucía, 29015, España
Los orígenes del Parque de Málaga se remontan al año 1894, cuando el Ayuntamiento solicita al Gobierno la cesión de los terrenos ganados al antiguo puerto para destinarlos al nuevo parque. Un año más tarde, el 31 de mayo de 1895 (AHMM, Actas Capitulares, 31 de mayo de 1895)), el regidor síndico Nonito Guille propone la cesión de los terrenos por la Junta de Obras del Puerto para el parque, al que se daría el nombre de Alameda Cánovas del Castillo, cuyo monumento presidiría la composición espacial.
Es el momento, en el que la Casa Larios se va a encargar de promover la obra, que coincide con la propuesta popular, liderada por el Ayuntamiento, para erigir un monumento al Segundo Marqués de Larios, Manuel Domingo Larios, que se va a convertir en el gozne de unión entre el parque y la Alameda. El 19 de junio de 1896 José Jiménez, apoderado de los Larios, remite al ayuntamiento “El proyecto de prolongación de la Alameda e instalación de un parque en los terrenos ganados al mar” (AHMM, Actas Capitulares, 19 de junio de 1896). Como se especifica en las Actas Capitulares del 23 de abril de 1897 el autor del proyecto originario del parque fue Eduardo Strachan Viana Cárdenas, que en ese momento se encontraba ocupado en la realización de la Calle del Marqués de Larios (AHMM, Leg. 1308, 1310. 1313 y 1315). Su proyecto, firmado el 6 de mayo de 1896, se titula ”Urbanización de los terrenos de la Haza Baja de la Alcazaba: PROLONGACIÓN DE LA ALAMEDA Y ESTABLECIMIENTO DE UN PARQUE en los solares ganados al mar, delante de la Aduana, según proyecto del Excmo. Sr. D. Manuel Domingo Larios”. Este proyecto constaba de un plano de planta y de una perspectiva aérea del centro histórico de la ciudad con la zona del puerto tomada desde el mar.
En 1896 Emilio de la Cerda publica este proyecto, que denomina “Proyecto de Parque para Málaga sobre los terrenos ganados al mar en el muelle del Marqués de Guadiaro”, en el que hay una perspectiva de la zona central del parque con el monumento a Cánovas del Castillo. El plano presenta una sección transversal del parque, la perspectiva del paseo central con el monumento de Cánovas, y un plano de planta del nuevo parque con un largo paseo sin definir; a continuación la zona arbolada con forma rectangular muy alargada, en la que se mezclan elementos paisajistas y formales con plazoletas, bosquetes, construcciones, fuentes y surtidores, terminando en lo que parece un pequeño lago o estanque de forma irregular; el tercer elemento es un ancho paseo central con dos hileras de árboles, que suponen la prolongación formal de la Alameda, con tres plazoletas, una al comienzo para el monumento a Cánovas, una central frente a la Aduana con una fuente monumental y otra al final con otra fuente similar junto a los jardines del Hospital Noble.
El tercer sector estaba formado por los jardines de la Haza Baja de la Aduana, con trazado irregular y rodeada por los alzados de los edificios circundantes. Igualmente, en la Haza Baja de la Alcazaba un pequeño jardín ocupaba frente a las casas de la Coracha los edificios militares existentes. El proyecto no planteaba ninguna nueva manzana constructiva en este sector, que es donde van a surgir las diferencias y los problemas con el Ramo de la Guerra, propietaria de estos importantes solares.
Una vez lograda la cesión de los terrenos, el arquitecto municipal Manuel Rivera es encargado de realizar el proyecto definitivo del nuevo parque, que toma como modelo el anteproyecto de Eduardo Strachan. El 27 de abril de 1897 es remitido al alcalde por parte del arquitecto el “Proyecto de obras de urbanización de los terrenos ganados al mar” junto el de la ampliación del puerto en los muelles de Guadiaro, Cánovas del Castillo y Heredia, mandado formar en cumplimiento de la Ley de 5 de septiembre de 1896 (AHMM, Actas Capitulares, 23 de abril de 1897).
El plano titulado «Proyecto de Urbanización de los terrenos de la Haza Baja de la Alcazaba, Prolongación de la Alameda y establecimiento de un parque en los solares ganados al mar, delante de la Aduana», está firmado por Manuel Rivera el 27 de abril de 1897 y por Joaquín Rucoba el 18 de mayo de ese mismo año. El título definía claramente las tres zonas del proyecto: el parque propiamente dicho, la prolongación de la Alameda, y los dos sectores de las hazas bajas: la haza baja de la Aduana mantenía el jardín, mientras que el amplio sector de la haza baja de la Alcazaba era ocupada por cuatro grandes manzanas y un pequeño jardín en la zona norte.
El proyecto de Manuel Rivera era algo más sobrio, más técnico y más realista que el de Strachan, y presentaba algunas diferencias, tanto en la zona meridional, que disminuía la variedad de paseos y plazoletas, y en la zona norte aparecían perfectamente definidas las siluetas de cuatro grandes manzanas, que venían a ocupar los solares de diversos edificios militares: lienzo bajo de la muralla de la Alcazaba, comandancia, parque de ingenieros, picadero, parque de artillería y cuartel de Levante. Sobre estos espacios se dispondrían ya en el siglo XX los edificios que correspondían al nuevo centro administrativo de la ciudad: Correos, hoy Rectorado de la UMA, Banco de España y Ayuntamiento, que se complementaría a mediados de siglo con los jardines de Pedro Luis Alonso.
Las diferencias de criterios con la valoración de los edificios militares provocaron la dimisión del arquitecto municipal. De forma interina ocupó este cargo Tomás Brioso, mientras se sacaba a concurso la plaza (AHMM, Actas Capitulares, 28 de abril de 1897). En ese momento Joaquín Rucoba es encargado de hacer las reformas necesarias al proyecto de Manuel Rivera, con objeto de adaptarlo al máximo al proyecto de Strachan. Por este trabajo cobró la cantidad de mil pesetas (AHMM, Actas Capitulares, 4 de junio de 1897). El proyecto de remodelación consistió en realidad en una mixtificación de los diseños anteriores, tratando de unir la mayor artisticidad del proyecto de Strachan con la practicidad propuesta por Rivera. Por consiguiente, como le ocurrió a la Alameda, el proyecto del parque se convirtió en una obra colectiva, en la que participaron en mayor o menor medida Strachan, Rivera, Rucoba y Brioso, quien el 23 de junio de 1897 fue nombrado arquitecto municipal. Brioso realizó un nuevo proyecto y fue el encargado de dirigir los trabajos.
En el AHMM se conserva un documento firmado el 8 de mayo de 1897 por el arquitecto Joaquín Rucoba y dirigido al alcalde constitucional de la ciudad de Málaga, Salvador Solier Pacheco, en el que acepta la realización del encargo de la redacción de un nuevo proyecto de Parque:
“Dn Joaquín Rucoba y Octavio de Toledo, Arquitecto nombrado por V.E., según oficio de esa Alcaldía fcha. 28 del ppdo. Mes de Abril y registrado al nº 812 para que examine y rectifique en su caso, el proyecto relativo a la construcción del Parque, en cuanto a la parte facultativa, se repare del anteproyecto aprobado por la Corporación Municipal en Sesión de 19 de junio del año último y para que con la urgencia y con lo que el caso requiere, formule la parte económica de dcho. Proyecto; tiene el honor de comunicar a V.E. que siendo tan ardua y complejo la formación de un proyecto de ensanche por las múltiples y encontradas condiciones a que debe satisfacer, tanto respecto a la higiene y comodidad, como a la económica y su planteamiento, no extrañará V.E. que haya tardado tanto en contestar por escrito, teniendo en cuenta que le supliqué verbalmente, nombrase también otro facultativo y que no he podido conseguir venga ninguno para ayudarme siquiera fuese únicamente en los trabajos preliminares, pues ademas de las dificultades inherentes al asunto, tenemos las que provienen de la falta de tratados sobre la materia y ante todo que conociendo nuestra insuficiencia se podrá formar una idea de los infinitos tropiezos que habrá dado estos días el que suscribe.
Dificultades son estas que se ven hoy atenuadas afortunadamente, por el detenido y minucioso examen que he tenido que hacer de los expresados documentos, siendo el primero entre los devueltos a esa Alcaldía, el 27 de Abril último, por Don Manuel Rivera, el plano general a la escala de uno por dos mil del anteproyecto del Excmo. Sr. Dn. Manuel Domingo Larios, Marqués de Larios de grato recuerdo, que como dice muy acertadamente mi dignísimo compañero citado, en el resumen general de su incompleta memoria, como tributo de respeto a la del difunto Marqués, “que en su cariño a Málaga él mismo dibujó dichos planos y otros que también se nos han facilitado, en unión de la fotografía del dibujado en perspectiva, considerando realizadas las obras de las tres zonas y que al contemplarlo no puede menos de esclamar todo malagueño: ¡lástima que no sea verdad ya, tanta belleza¡¡¡
En efecto, después de leer dicha memoria, que hemos de rebatir, ampliar y terminar, cuando tengamos reformado y ultimado el trabajo que también ha entregado nuestro compañero al hacer dimisión del cargo de Arquitecto Municipal, por exceso sin duda de delicadeza y probidad, el alma se contrista puesto que en su entusiasmo por ir a lo mejor, que es siempre enemigo de lo bueno, casi ha fracaso el Parque y queda relegado al olvido, como tantos otros proyectos para esta desgraciada población, realizados solo en la mente meridional y soñadora de los malagueños, pero en realidad, sepultados mas hondamente por otros facultativos demasiado ilusionistas también.
Afortunadamente, el trabajo que ha presentado el Sr. Rivera con el nombre de proyecto, hay que corregirlo y cortarlo al ampliarlo, separando las tres zonas una de otra como está prevenido. Por la precipitación con que ha debido hacerlo al tener que despachar al mismo tiempo los demás asuntos del servicio, tampoco está bien desarrollado para cumplir con la Ley de 5 de Septiembre de 1896 según hemos podido observar, no con nuestros cortos talentos y diminuta inteligencia, sino por la existencia de importantísimos trabajos de este género, como son el Ensanche de Barcelona por el inteligente Ingeniero de Caminos Canales y Puertos Dn. Ildefonso Cerdá, el de Madrid por el distinguido Inspector del mismo cuerpo Dn. Carlos María de Castro y el de Bilbao por el notable artista Arquitecto Dn. Severino de Achúcarro y los Ingenieros del precitado Cuerpo Excmo. Sr. Dn. Pablo de Alzola y Dn. Ernesto Hoffmeyer; cuyos tres notables proyectos nos han servido para realizar otros de menos importancia, por el profundo estudios que del asunto manifiestan aquellos hasta en los menores detalles, y en los que se ha reunido cuanto hasta la fecha se ha hecho sobre esta materia.
La Ley de 26 de Julio de 1892 dada para la reforma de Madrid y Barcelona viene a resolver el problema económico si bien no hay que hacerse muchas ilusiones, pues todos los extremos son viciosos, por lo que el Parque juzga el que suscribe, que ni debe mirarse como una fantasía, ni los que están dispuestos a contribuir a él con capitales de importancia dejan de arriesgarlos en beneficio en primer término de la clase obrera y menesterosa en esta crítica época de guerras, y de toda clase de hechos por la vida.
La estadística por otra parte nos demuestra los infinitos proyectos fracasados por los entorpecimientos que opone la malicia humana y el tiempo que se pierde en el trazado, sin emplear la fotografía, copias al ferro-prensado papel eleográfico y hasta los rayos X si es preciso como se hace en el extranjero y empieza a introducirse en España por los científicos encargados de velar por nuestra salud que está sobre todo, “Salus populi suprema lex”.
Tan buenos modelos trazando están nuestro camino y con algunos de los rápidos medios citados que ya tenemos pedidos para ganar tiempo, puesto que este es oro, como dicen los ingleses y mas en esta ocasión; desarrollaremos a la brevedad posible nuestro trabajo, sintiendo no poder precisar los días que serán, aunque aseguramos tener suficientes con la prórroga concedida.
El que suscribe, Excmo. Sr. No puede menos de terminar agradeciendo a V.E. y a cuantas personas le está felicitando estos días por su nombramiento para encargo que tanto le honra y acepto gustosísimo; pero esta misma prueba de confianza hace mas espinosa la tarea a él encomendada, porque acrece la responsabilidad de su trabajo tanto en la parte facultativa como en la económica y si esto es evidente en todos los casos, aumenta en el actual por la enormidad de los precios de unidades asignadas por los tres peritos que han representado hasta ahora al Excmo. Ayuntamiento y al Ramo de Guerra, a los terrenos y edificios que se expropian a este, según trataremos de demostrar oportunamente.
Expuestas mis ideas acerca de punto tan esencial, como es el tratado en estas sumarias consideraciones, si merece la aprobación de V.E. pasará al trazado y redacción de los proyectos referidos a las tres zonas que constituyen el general, tomando como base los anteproyectos y datos facilitados después de ser depurados y aplicados a cada una, según las condiciones que las distingan y llenándose previamente las formalidades legales con el Ramo de Guerra, en la que corresponde a sus edificios.
V.E sin embargo con mayor ilustración resolverá lo que juzgue mas acertado.
Málaga, 8 de Mayo de 1897
Rucoba en este extenso escrito afirma que ha analizado el anteproyecto del Marqués de Larios, así como el proyecto de Rivera, que no considera que está bien desarrollado conforme a la Ley de 5 de septiembre de 1896, utilizando como modelos los tres principales proyectos de ensanches, que se estaban realizando en ese momento en España: Madrid, Barcelona y Bilbao. Propone adaptarse a los presupuestos económicos utilizados en esos proyectos y emplear los nuevos medios técnicos para el trazado de los planos.
El plano, firmado el 27 de abril de 1897 por Manuel Rivera, está también firmado el 18 de mayo de ese mismo año por Joaquín Rucoba, es decir sólo cinco días después de haber aceptado el encargo municipal.
Con fecha de 18 de mayo de 1897 Rivera y Rucoba firman un nuevo plano del parque con el título de «Urbanización de los terrenos de la Haza Baja de la Alcazaba, Prolongación de la Alameda y establecimiento del Parque. Establecimiento de los servicios públicos urbanos». El plano presenta un proyecto más simplificado. En la zona meridional se dibuja el Muelle del Marqués de Guadiaro con su zona de servicio; el parque es estructurado entre tres plazoletas: una grande central dedicada al monumento a Cánovas del Castillo y dos laterales con fuentes monumentales; a continuación la prolongación de la Alameda; y finalmente el jardín en la Haza Baja de la Aduana y cinco manzanas en la Haza Baja de la Alcazaba.
En Málaga llegaron a existir “cuatro Bibliotecas de Parques y Jardines, de libre acceso, repartidas por distintos puntos de nuestra ciudad; las dos primeras, situadas al inicio del Parque, las inauguró el alcalde Enrique Cano Ortega, junto a una comisión de concejales, profesores y alumnos: una de «caballeros» el 12 de octubre de 1926 —en el andén derecho—; la segunda el 30 de enero de 1927, siendo bendecida por el obispo, denominándose esta de «señoras», puesto que había sido creada precisamente para ellas; en donde, entre los dos estantes de obra decorados con azulejos sevillanos, se instaló un busto, en cerámica, de la reina Victoria Eugenia. Según palabras del archivero Francisco Bejarano, las malagueñas podían leer libros y ojear: «revistas de modas, dos diarios extranjeros, y los populares semanarios Blanco y Negro y la Esfera». Las dos Bibliotecas fueron realizadas por el arquitecto Fernando Guerrero Strachan, aunque cada una de ellas tenía un diseño diferente, según podemos apreciar en las fotos que se adjuntan. La de señoras permaneció, aunque en muy mal estado, hasta que en el año 1997 se restauró —como elemento decorativo—, pero cambiando ligeramente su emplazamiento; en el lugar dónde siempre había estado se situó un quiosco de bebidas, y la Biblioteca se instaló en ese mismo enclave, pero en el lateral, frente al hotel Málaga Palacio, aunque actualmente falta la cerámica que representaba la imagen de la reina Victoria Eugenia. Tiene el siguiente cartel: «Reconstruida con motivo del primer Centenario del Parque de Málaga, por gentileza de Sando S. A., 1997». La de caballeros desapareció hace bastantes años.”
Las obras del nuevo parque continuaron a lo largo del siglo XX. A comienzos de siglo se plantaron las cuatro largas filas de palmeras canarias, que hoy forman un bosque. En 1914 el ingeniero Luis R. Arango diseña el proyecto de urbanización del extremo suroccidental del parque y de la Plaza de Figueroa, que viene a ser el precedente de la posteriormente llamada de Queipo de Llano, y hoy de la Marina (AHMM, Leg, 2238), que fue urbanizada en 1952 (AHMM, Leg. 5522).
Fernando Guerrero Srachan Rosado fue el autor del diseño del último de los espacios verdes del parque, los Jardines de Pedro Luis Alonso, el primer alcalde malagueño tras la Guerra Civil. Sobre el último solar de la Haza Baja de la Alcazaba, que quedaba por ocupar Guerrero Strachan diseña un jardín de clara inspiración andalusí, estructurado en tres zonas plantadas de naranjos y mandarinos, y centradas por una fuente y dos estanques. Los bordes fueron rodeados por cipreses. Su participación en la restauración de la Alcazaba debió influir en la elección de este diseño por el arquitecto. De este modo tres generaciones de Strachan se encuentran en el principio y en el final de la principal zona verde de Málaga.
El parque de Málaga, como otros grandes parques urbanos europeos, se ha convertido también en un gran museo al aire libre con fuentes de cerámica, esculturas mitológicas, costumbristas y de monumentos a personajes importantes de la ciudad. Entre los monumentos más importantes se pueden destacar los siguientes.
La erección de un monumento a Carlos Larios, Marqués de Guadiaro, fue promovida por la Cámara de Comercio, que recomendó al ayuntamiento que le dedicara un monumento que, finalmente, pudo ser inaugurado en el año 1907 en una glorieta del Parque. En su ejecución intervinieron el escultor granadino Pablo Loyzaga, el escultor catalán Mateu Fernández de Soto y el arquitecto malagueño Fernando Guerrero Strachan, que se encargó de realizar la glorieta. El monumento consta de un basamento almohadillado con una cascada frontal, dos delfines de cuyas fauces brotaba agua, que descendía por la cascada, y la figura desnuda de una mujer, apoyada sobre el pilar central, que le ofrecía al busto del marqués, colocado en el remate, un ramo de rosas. En la base de la parte trasera se dispone el escudo de Málaga, bajo la inscripción A LA MEMORIA DEL ILUSTRE PATRICIO Y BIENHECHOR D. CARLOS LARIOS Y MARTÍNEZ MARQUÉS DE GUADIARO, en el lado derecho un clípeo con el busto de Mercurio, dios del comercio, y en el izquierdo un clípeo con el busto de una diosa con una corona formada por una rama de olivo sobre una corona o cinta almenada, que podría representar a la industria. Desde el mismo momento de su inauguración hubo una fuerte discusión en Málaga sobre la calidad de la escultura femenina desnuda. Las críticas se referían especialmente al excesivo volumen del trasero. En los años treinta primero se ocultó la alegoría femenina, popularmente conocida como “la culona”, con vegetación, hasta que en 1937 fue eliminada, desconociendo su ubicación actual.
En las proximidades se situó el monumento de Ferrándiz, para el que Diego García Carreras utilizó como modelo el busto de terracota de Agapito Vallmitjana, que se halla en el Museo de Málaga.
El ingeniero Luis R. Arango proyectó el 14 de febrero de 1913 el traslado al parque del Monumento de Manuel Agustín Heredia. Este traslado fue aprobado el 20 de enero de 1913 por la Comisión de Ornato y Obras Públicas del Ayuntamiento a propuesta de la Sociedad Económica de Amigos del País de Málaga y con la autorización previa de la Condesa de los Llanos. Justifica la petición en que la ferrería La Constantia había pasado a propiedad de una empresa extranjera con el nombre de Altos Hornos, por lo que el traslado del monumento a otro sitio más céntrico recordaría de forma más evidente “a propios y extraños uno de los períodos más florecientes del comercio y de la industria locales, durante el cual aquel insigne malagueño no solo creó importantísima fabricación, proporcionando trabajo a infinidad de obreros, sino fletó numerosos buques que dieron a conocer nuestros productos en las Repúblicas americanas”. Firman la petición el presidente Pedro Gómez y el secretario Juan L. Peralta.
El proyecto de Arango incluía un plano del parque con las ubicaciones del Monumento de Carlos Larios, el de Bernardo Ferrándiz, un Templete de la Música, posteriormente dedicado al músico malagueño Eduardo Ocón, y el Monumento a Cánovas del Castillo, que se traslada al otro extremo del paseo central, en la plazoleta frente al Hospital Noble, actual Plaza del General Torrijos, pero que nunca se llegaría a realizar como fue planteado originalmente, y que hoy es ocupado por una fuente comprada en los talleres franceses de Durenne, que todo el mundo denomina equivocadamente como Fuente de las Tres Gracias y que en realidad representan a ninfas, que simbolizan a tres ríos de Francia, como se puede apreciar en el grabado conservado en el AHMM. Además del nombre de “SEINE”, que se puede ver en la base de una de las ninfas, los atributos, que portan, son símbolos de la reproducción de la naturaleza vegetal y animal, una hoz, un ramo de guirnaldas y un remo, que pertenecen claramente a las ninfas protectoras de los ríos y no se pueden confundir con las Tres Gracias. El borde exterior de la taza central de la fuente se adorna con las cabezas de doce leones, que simbolizan como en la fuente de la Alhambra de Granada, un zodíaco con doce soles: “Ellos sostienen el mar como los doce toros de hierro en el Templo de Salomón, y este mar es el depósito de las aguas celestes”.
El monumento de Manuel Agustín Heredia fue realizado entre 1850 y 1855 por el escultor malagueño José Vilches (Málaga 1815-Saigón 1890), considerado como “el mejor escultor andaluz del Romanticismo”. Fue donado por sus descendientes a la ciudad de Málaga y estuvo originalmente ubicado en la entrada de la ferrería La Constancia, donde se hallaba en un pequeño jardín rodeado por una verja de hierro. El monumento fue denominado por la prensa de la primera mitad del siglo XX como la estatua trashumante y no le faltaba la razón, ya que sería trasladado originalmente al parque y posteriormente a la Avenida de Manuel Agustín Heredia, donde se encuentra en la actualidad.
El monumento está estructurado en dos partes: un basamento de piedra, donde se han colocado los relieves alegóricos, y la escultura del homenajeado colocado encima. El basamento actual no es el mismo que el original. La disposición de la figura sentada de Heredia es una de las primeras realizadas en España en la primera mitad del siglo XIX con esta disposición, ya que estas composiciones se llevaron a cabo fundamentalmente en la segunda mitad del siglo XIX, por lo que puede considerarse como singular desde el punto de vista tipológico. Con anterioridad, durante el Antiguo Régimen, los precedentes más importantes en el campo de la escultura se pueden encontrar en varios monumentos funerarios erigidos a pontífices romanos, que los colocan sentados.
La escultura de Heredia es un retrato del homenajeado en plena madurez, por lo que pertenece a la estética realista, a pesar del halo romántico y simbólico que envuelve a todo el monumento. Podría englobarse en lo que Carlos Reyero define como “eclecticismo escultórico propio de la recepción de un pensamiento romántico”. Tiene la mano derecha apoyada sobre la rodilla y con la izquierda sujeta la cartela, en la que aparece inscrito el lema o mote CONSTANTIA ET LABORE, que lo definen como un miembro de la masonería malagueña. Aparece ataviado con una chaqueta abotonada, mientras que una amplia capa le cubre la espalda, parte del brazo izquierdo y las piernas, aunque deja ver la pierna izquierda adelantada. Los pliegues horizontales y verticales del manto le otorgan sensación de dinamismo y movilidad a la escultura, a pesar de la posición sentada y estática del retratado.
Con posterioridad irán surgiendo en distintas glorietas el monumento de Narciso Díaz de Escovar, Cronista Oficial, obra de Juan López, el de Salvador Rueda en forma de obelisco, realizado en 1932 por Francisco Palma. García Carreras y Francisco Marco proyectaron el dedicado a Muñoz Degrain. El monumento al Comandante Benítez, héroe de la Guerra de África, salió de las manos de Julio González. En fechas más recientes se realizaron el monumento a Arturo Reyes, obra de Adrián Risueño, y las palomas en vuelo del recinto Eduardo Ocón, el Cenachero y el Vendedor de biznagas fueron ejecutados por Francisco Pimentel. Marino Amaya, por su parte, es el creador de las figuras de Niños. (AHMM, Leg. 5651)
Uno de los espacios privilegiados fue la Glorieta de la Provincia, que fue proyectada por el arquitecto Daniel Rubio y construida por Antonio Monedero en 1922. Está realizada en hierro forjado, ladrillo y decoraciones con placas de cerámica vidriada con temas heráldicos y costumbristas.
Al final del parque, junto al Hospital Noble, en la Plaza de Torrijos, destaca por su monumentalidad la erróneamente denominada «Fuente de las Tres Gracias». Se desconoce al autor o autores de esta denominación, porque en el Archivo Municipal hay un grabado de la Fundición Durenne, en el que aparece la fuente con las tres esculturas femeninas, en cuyos basamentos aparecen los nombres de tres ríos de Francia. Por lo tanto, no había posibilidad de equivocación, porque además la Fundición Durenne sí tenía entre sus obras una fuente de las Tres Gracias, que es la se puede contemplar hoy en la Plaza Real de Barcelona. La fuente elegida por el ayuntamiento malagueño fue la fuente de los ríos, pero, como venía a Málaga, se decidió enviarla sin los nombres de los ríos franceses. Tras su llegada, a alguien se le ocurrió ponerle el nombre de «Fuente de las Tres Gracias», que sigue utilizándose en numerosos medios de comunicación.
El Parque de Málaga no es solo un museo de esculturas al aire libre, siguiendo otros modelos europeos, sino también el jardín botánico más importante de Málaga. Muchas de sus plantas llegaron en los barcos de la flota comercial de Tomás Heredia, como se aprecia en una carta dirigida al ayuntamiento, conservada en el Archivo Municipal. Además de las cuatro hileras de palmeras canarias, plantadas a comienzos del siglo XX en los paseos centrales, de lo que hay testimonio en varias fotografías, a lo largo del siglo XX fue adquiriendo su aspecto actual con la introducción de una flora principalmente de tipo subtropical, destacando por su número y variedad las palmeras, los dragos, las araucarias, los bambúes, las palmáceas, los castaños de indias, los pinos, los cipreses, y en la última remodelación fueron suprimidos los plátanos orientales por su mal estado de conservación, siendo sustituidos por almeces.
Referencias
- 1987) El Parque de Málaga. Urania, Málaga. (
- 1999) Cien años del Parque de Málaga. Diputación Provincial de Málaga, Málaga. (
- 1990) Jardines de Málaga. Arguval, Málaga. (
- 1982) Málaga en el siglo XIX. Universidad de Málaga, Málaga. (
- 2020) ‘El monumento de Manuel Agustín Heredia (1850). Retrato emblemático del burgués virtuoso’, en Gamonal Torres, Miguel Ángel (ed.) Entre buriles y estampas. Estudios en homenaje al profesor Antonio Moreno Garrido, Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Granada, Granada. 331-341. (
- 2005) Pintura y escultura en España, 1800-1910. Cátedra, Madrid. (
- 2004) La escultura del eclecticismo en España: cosmopolitas entre Roma y París, 1850-1900. Universidad Complutense de Madrid, Madrid. (
- 1990) ‘El patrimonio escultórico’, en Morales Folguera, José Miguel; Sauret Guerrero, Teresa (ed.) Patrimonio artístico y monumental, Excmo. Ayuntamiento de Málaga, Málaga. pp. 145-146. (
- 1994) El eje verde urbano Alameda-Parque. Servicio de Publicaciones de la Universidad de Málaga, Málaga. (
- 2007) Paseos por la escultura pública de Málaga. Universidad de Málaga, Málaga. (