Impreso el 8 de diciembre de 2024 Impresión
Calle Palmeras, Pinares de San Antón, Huerta del Conde, Este, Málaga, Málaga-Costa del Sol, Málaga, Andalucía, 29018, España
El cerro de San Antón, conocido también como Peñón de Buenavista, está formado por dos promontorios de 508 metros de altura. Allí se encontraban, formando parte del Mayorazgo de Buenavista, la Hacienda de San Antón y la hacienda de Buenavista, que dio nombre al título del condado de Buenavista, concedido por Carlos II a José Guerrero Chavarino. Su hijo, el segundo conde de Buenavista, concedió a los filipenses el Caudal de San Felipe Neri, del que formaba parte la hacienda de San Antón.
Fueron los Reyes Católicos, que habían heredado en 1497 una alquería musulmana, los que donaron en 1496 estos terrenos formados por una casa y una huerta a dos ermitaños, fray Antonio y fray Marcos, quienes construyeron una ermita consagrada a san Antonio Abad, uno de los fundadores del movimiento eremítico, con el nombre de Santa María del Peñón de Buenavista. Hacia 1647 la ermita fue reedificada por Juan de Amezcua Navarrete, presbítero. El obispo fray Alonso de Santo Tomás la entregó a unos religiosos Antoninos, quienes la abandonaron, pasando con posterioridad a otros monjes. A comienzos del reinado de Carlos II un informe afirma que “se hallaba en una sierra áspera e inculta, sin más árboles que algarrobos y algunos almendros, y que los ermitaños cultivaban una pequeña huerta regada con agua de una fuente que nacía a dos tiros de piedra”. De ese momento data, al parecer, la fiesta y romería de san Antón en Málaga.
En el Catastro de Ensenada “se describe una casa de campo de fábrica nueva con portal, patio, fuente de agua de pie, capilla de san Antonio Abad, dos cuartos bajos, cocina, despensa, caballeriza, pajar, tres cuartos altos y un jardín regado con la fuente citada; esta huerta tenía quince granados, cinco naranjos chinos, dos limones, un peral y seis ciruelos. La finca se completaba con una pieza de tierra de pan sembrar de cuarenta fanegas de inferior calidad, que estaba arrendada junto con la casa de campo a Juan Galán en 4484 reales anuales; y con otra pieza de tierra inútil de 124 fanegas de riscos y peñascares, que contenía 180 algarrobos, seis olivos, tres almendros y dos encinas, que estaba arrendada a Juan Ternero en 255 reales al año”.
En 1756 el prepósito de la Congregación de San Felipe Neri, Cristóbal de Roxas, solicitó su entrega, siéndole concedida, con la carga de pagar un censo de 72 ducados anuales al Hospital de San Lázaro de Málaga, al que había sido donada con anterioridad por el rey.
Los monjes de San Felipe Neri la usaban como lugar de descanso y para el cultivo de alimentos para el convento de Málaga, al igual que hacían los jesuitas con la Hacienda de Teatinos, los dominicos con la Hacienda de Santo Tomás del Monte en Churriana y los mercedarios con el Cortijo de la Palma junto al río Guadalmedina. Es en este momento cuando se construye la casa, la iglesia, la huerta y las celdas para los monjes.
A finales del siglo XVIII el racionero de la catedral, Antonio Aznar, construyó en sus proximidades una vivienda con objeto de utilizarla como lugar de descanso.
García de la Leña en su manuscrito, Antigüedades y edificios suntuosos de la ciudad y obispado de Málaga (1782), la describe de la siguiente manera:
“Es sitio muy alegre y hermoso, y que sus huertas, agua y temple muy saludable, como por sus vistas, que es de las mejores, que tiene este circuito por mar y tierra. Todo el cerro es una abundante cantera de apreciables jaspes, singularmente encarnados y blancos con algunos pajisos”.
En 1837 fue visitada por el botánico Pierre Edmond Boissier (1810-1885), realizando un estudio de su flora. Boissier escribió en su libro Voyage Botanique dans le midi de l´Espagne pedant l´année 1837 una reseña de sus visitas al Monte de San Antón:
«Subiendo enseguida a lo largo de las pendientes de la montaña, se encuentra a la mitad de la altura un pequeño llano ocupado por dos casas de campo, rodeadas de plantíos de naranjos y limones, risueños oasis, en medio de este árido suelo. Aquí era donde en mis excursiones venía yo a descansar en el seno de una familia de excelentes labradores que, desde mi segunda visita, me consideraron como a un amigo, y me recibían con esa hospitalidad y confianza agradables que no se encuentra más que en España entre esta clase de la sociedad. Jamás olvidaré aquel patio rústico, aquella fuente saliendo de la roca por en medio de los helechos, aquellos puntos de vista tan variados, marcados por los árboles«.
Tras su desamortización en 1836 la hacienda pasó a propiedad del Instituto Provincial de Segunda Enseñanza, quienes la abandonaron en 1855. Narciso Díaz de Escovar dice que la casa de los ermitaños se conservaba en buen estado y que la ermita había sido reedificada y que tenía tres altares con imágenes: en la capilla mayor una escultura de la Virgen del Peñón de Buenavista, y en los laterales una Virgen de la Victoria y un San Antón, atribuido a Fernando Ortiz, el cual fue trasladado al Museo de Málaga como depósito de la familia Van Dulken, que a principios del siglo XX era la propietaria de la finca. Por esos años la casa sufre una profunda transformación, momento en el que fue visitada en varias ocasiones por la princesa Beatriz de Battenberg, madre de la reina Victoria Eugenia.
El edificio ha sido incluido en el catálogo de inmuebles protegidos por el Ayuntamiento de Málaga.
Referencias
- 1793) Conversaciones Históricas Malagueñas. Descanso VI. Imp. de Luis de Carreras, Málaga. (
- 1998) ‘Datos para historia del caudal de San Felipe Neri. La Hacienda de San Antón’. Isla de Arriarán, Asociación Cultural Isla de Arriarán, Málaga, XI (s/e) pp. 201-2013. (
- 1782) Antigüedades y Edificios suntuosos de la ciudad y obispado de Málaga. Introducción y edición realizada por José Miguel Morales Folguera. Facsímil del manuscrito de la Biblioteca Nacional de España. Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Málaga, Málaga. (