Impreso el 8 de diciembre de 2024 Impresión
Calle Alejandro Puskin, Las Virreinas, Palma-Palmilla, Málaga, Málaga-Costa del Sol, Málaga, Andalucía, 29014, España
MÁLAGA. HACIENDA DE LA VIRREINA. DISTRITO PALMA-PALMILLA
Dos haciendas de Málaga tienen nombres femeninos: la Hacienda de la Cónsula en Churriana, que debe su nombre a Madame Rafaela Roose, esposa del Cónsul de Prusia Juan Roose, y la Hacienda de la Virreina, de la que desconocemos el motivo de su denominación. Algunas publicaciones la atribuyen a Ana Zayas y Ramos, nacida en Iznate, esposa de Matías de Gálvez, que fue nombrado Virrey de la Nueva España en 1782. No obstante, en una vista de Málaga de 1780 ya aparece el nombre de la Virreina, por lo que no es posible atribuir su nombre a Ana Zayas. Aunque sólo se trata de una hipótesis, el nombre de la Virreina se podría relacionar con la Marquesa de Guirior, esposa de Manuel de Guirior, que fue Virrey de la Nueva Granada (1772-1776) y del Perú (1776-1780), y que era propietario del palacio ubicado en la calle Álamos, nº 3.
En la Vista y perspectiva de Málaga tomada desde el Cortijo de la Palma, propiedad del convento de la Merced. 1780, aparece una vista de la hacienda de la Virreina, con el nombre de Huerta de la Virreyna. Se halla ubicada en la falda de una pequeña colina, que desciende hasta el río Guadalmedina, con una mansión torreada, rodeada de cipreses y otros árboles de sombra y varias parcelas de olivos y lo que parecen naranjos y una viña. A su derecha se hallaba la Huerta y cortijo de la Palma, otra de las grandes haciendas de la zona, que parece contar con una mansión torreada, una capilla, un invernadero y una construcción agrícola en torno a un patio cercado por una valla.
En el año 1884 el periodista Augusto Jerez Perchet realiza una valiosa y precisa descripción de la Hacienda de la Virreina. Afirma que en ese momento era propiedad de Joaquín Alpañés, que había gastado importantes sumas de dinero en su transformación, que había duplicado su valor. Entonces era denominada como La Colonia de la Virreina, y tenía una extensión de 240 fanegas, aproximadamente millón y medio de metros cuadrados. El acceso a la finca de Málaga estaba plantado de olivos y cañas de azúcar, que ocupa las riberas del Guadalmedina. El acceso está señalado con dos pilares, de donde arranca una calle, que conduce a las distintas casas de la colonia. Los campos están dedicados al cultivo de los olivos, caña de azúcar, frutales, naranjos, limones, almendras, uva de vino y uva de pasa, tierras de sembradura, pastos, un coto, abundante caza, un precioso huerto y tres jardines. El más importante tenía media fanega, unos 3.229 metros cuadrados. Su traza fue realizada por el propio Alpañés, lo que indica su carácter de agricultor, en el sitio más agradable de la posesión. Estaba cercado, con una entrada adornada con dos pilares coronados por dos leones. En el centro del jardín había un cenador, con una fuente de amplia taza, y estaba rodeado de arriates de flores, árboles y arbustos.
La finca poseía una amplia mansión con verja en la fachada principal, una fuente de tres caños, que arrojan agua sin cesar, molino de aceite, almacén tinajero, instalación para el ganado y la caballería de labranza. El jardinero tenía vivienda propia con un pequeño jardín y una fuente de agua constante frente a su puerta. El guarda también tenía una vivienda, y existía otra vivienda para el operario y los operarios de la calera, edificio para la fabricación de la cal, que se realizaba con piedra existente en la hacienda considerada como la mejor que se extrae de la jurisdicción de esta ciudad. A todas las casas, salvo a la del guarda, se podía acceder en carruaje por los numerosos caminos existentes.
Las producciones más importantes de la finca eran el aceite y el limón, al igual que en la próxima hacienda de San José, propiedad de Tomás Heredia. Había también un abundante arbolado, destacando los eucaliptos.
La hacienda contaba con el agua de dos nacimientos, procedentes de los montes de la colonia y que en invierno proporcionaban un caudal abundante para el riego de cincuenta fanegas de tierra. Había también cuatro pozos con sus norias de sangre, con las que se llenaban cuatro albercas, y mediante compuertas se desviaban las avenidas de agua del Guadalmedina, con las que se regaban las huertas.
Jerez Perchet destacaba su extensión, la riqueza de sus cultivos y las variadas perspectivas que se gozaban desde la casa, por que y recomendaba una visita para el aficionado a la agricultura.
No cabe duda que la situación ha cambiado mucho en la zona desde entonces. La casa ha sido derribada y reconstruida con una malísima restauración, los terrenos agrícolas han sido ocupados por carreteras, viviendas, y por un Parque Periurbano Forestal de 408.900 metros cuadrados en el distrito Palma-Palmilla.
Esta es la descripción de la Hacienda de la Virreina, que hizo Jerez Perchet en 1884:
La Colonia de la Virreina, situada sobre la margen derecha del Guadalmedina, que por un lado le sirve de lindero, es acreedora a un examen detenido, merced a su importancia como predio rústico y a la significación de sus cultivos.
Dista de las últimas casas de la ciudad unos quinientos metros y ocupa un perímetro de doscientas cuarenta fanegas. Desde la parte de Málaga, conforme caminamos hacia la finca, llaman la atención de un lado la oscura faja de magníficos olivos y de otro la zona de las cañas de azúcar que se extienden hasta el río Guadalmedina.
Dos pilares señalan el ingreso de la posesión y una dilatada calle, bien conservada y a cuyos lados se desarrollan en ondulación mas ó menos acentuada las plantaciones, conduce a las distintas casas pertenecientes a la colonia.
El agricultor encuentra aquí motivos sobrados para el estudio, al par que asuntos para admirar bellezas naturales que recrean el ánimo y en las que la iniciativa del hombre tiene indudable participación, toda vez que la constancia y el buen gusto ejercen eficaz influencia en el aspecto de los campos.
Compréndese bien, ante la verdad de esta apreciación, el profundo cariño que inspira la tierra a quien le consagra sus esfuerzos.
La Virreina ha experimentado varias vicisitudes, pero una vez adquirida por su actual dueño, el Sr. D. Joaquín Alpañés, entró de lleno en un periodo de engrandecimiento y mejora tales, que no juzgamos exageración decir que ha duplicado en valor.
Y es que el Sr. Alpañés le dedica su inteligencia y sus conocimientos, realmente excepcionales, a la vez que un asiduo trabajo, sin perdonar desembolso alguno, en obsequio de la prosperidad de la colonia. Esta produce aceituna, caña, numerosos frutales, naranjos, limones, almendras, uva de vino y uva de pasa, tiene tierras de sembradura, pastos, un coto y abundante caza y además posee un precioso huerto y tres jardines. El principal de estos, cuya superficie es de media fanega, obedece al trazado que dio el Sr. Alpañés, presenta un risueño golpe de vista, y ocupa quizá, el sitio mas agradable de la posesión. Lo ciñe una cerca, le da entrada una caprichosa puerta y exhibe a uno y otro lado de los pilares respectivos, dos leones, a la manera de gracioso coronamiento. Ocupa el centro del jardín un elegante cenador, especie de cúpula de verdura de una amplia taza, donde cae sin cesar el agua de un surtidor, y esmaltan la superficie de aquel recinto diferentes arriates exornados con multitud de flores, árboles y arbustos.Cuenta la finca una extensa casa de planta baja, con verja en la fachada principal, fuente de tres caños que arrojan agua sin cesar, y cuya instalación hizo el Sr. Alpañés; molino para aceite, almacén con tinajero y cómoda instalación para ganados y caballerías de labranza. A seguida encuéntrase la casa para el jardinero con habitación destinada a los dueños, y próxima a ella un pequeño jardín, siendo de notar que frente a la puerta de la vivienda hay otra copiosa fuente de agua constante. Existe una casa para el guarda y otra que sirve de albergue al propietario y operarios de la calera enclavada en la hacienda, calera muy abundante en piedra considerada como la mejor que se extrae de la jurisdicción de esta ciudad.
Todas las referidas casas, excepto la del guarda, son accesibles a los carruajes, que al efecto recorren cómodos caminos.
Los principales productos de la Virreina los constituyen el aceite y el limón, que se dan en abundancia.
El arbolado es considerable y entre los ejemplares del reino vejetal, figura el eucaliptus, en proporción nada exigua.
El agua de dos nacimientos procedentes de los montes enclavados en la colonia, suministra abundante riego; mas para que el precioso líquido realizase su obra fecunda, fue necesario estudiar la naturaleza del terreno y hacer un gasto cuantioso. Las investigaciones practicadas se deben al Sr. Alpañés, lo mismo que las obras ejecutadas al fin apetecido.
La tierra no es ingrata, y si por estar sedienta mostrábase esquiva, luego que el rico raudal corrió en libres ondas y difundió sus rumores misteriosos a través de los campos, mudóse la faz de estos y pudo apreciarse bajo su verdadero punto de vista la hacienda en cuestión, donde recordamos por haber sido aceptados, los consejos de Columela, relativos al huerto:Haya en la inmediación aguas corrientes,
que el hortelano atraiga para alivio
de la continua sed que al huerto aqueja,
ó nazca un manantial, en cuya concha
no esté tan honda el haz, que las entrañas
le comprima el tirar de la cigüeña.Además de los dos nacimientos mencionados, que en invierno proporcionan un caudal muy abundante y en los demás meses suficiente para el riego de cincuenta fanegas de tierra, hay cuatro norias con sus cuatro albercas y se utilizan por medio de compuertas, las aguas de las avenidas del Guadalmedina, a fin de dar el oportuno riego a todas las huertas.
La Virreina con sus esmerados cultivos, con sus diferentes plantaciones, con su accidentado suelo, sus variadas perspectivas y su considerable extensión superficial, reclama una visita que si para el aficionado a las expresiones agrícolas es agradable, representa el carácter de útil y provechosa para quien dedica al campo atención y estudio, pues en la Virreina mucho bueno se aprende, y por cierto sin dificultades, merced a la amable hospitalidad que brinda al Sr. Alpañés y a su exquisita finura, bien conocida de cuantas personas se honran con su trato.
Referencias
- 1884) Málaga contemporánea. Universidad de Málaga (Reedición, 1999), Málaga. (