Málaga. Cortijo de la Cruz. Churriana

Impreso el 19 de abril de 2024 Impresión

Centro de Churriana del Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera, Paseo Francisco Flores Prado, La Noria, Churriana, Málaga, Málaga-Costa del Sol, Málaga, Andalucía, 29140, España

RICARDO FELIPE LARIOS Y TASHARA (1820-1892) Y EL CORTIJO DE LA CRUZ EN EL ÁMBITO DE LAS HACIENDAS DE RECREO DE CHURRIANA, MÁLAGA

Texto y documentación e imágenes: José Miguel Morales Folguera
Formato y publicación: Antonio Cruces Rodríguez

Ricardo Felipe Larios y Tashara. Datos biográficos

Era hijo de Pablo Eustaquio Larios y Herreros de Tejada, el cual fue bautizado en Laguna de Cameros, Logroño, en 1793. Pablo Eustaquio se casó en la iglesia de Santa María Coronada de Gibraltar con Jerónima Tashara y Chely en el año 1818. Era hermano de Martín Larios, primer Marqués de Larios. La hermana de Ricardo, Amalia(1825), se casó con el primer Marqués de Guadiaro, y su otra hermana Aurelia (1837) lo hizo con Manuel Domingo Larios y Larios, segundo Marqués de Larios, por lo que Ricardo era su primo y cuñado, en cuya casa de la Alameda de Málaga vivió hasta su muerte. Ricardo era Comendador de la Orden de Carlos III y Caballero Dirijero de Tejada.

En la región riojana de Cameros se hallan ubicados los Solares de Valdeosera y Tejada y los linajes diviseros, algunos de ellos titulados, según Privilegio del rey Enrique IV (Real Orden de 1460).

Su escudo está cuartelado por la cruz asturiana de la Victoria, de san Pelayo, o cántabra. En el primer cuartel hay dos castillos almenados sobre los que salen  dos banderas, que recuerdan las que puso Sancho Fernández de Tejada en los fuertes de Viguera y Clavijo; en el segundo cuartel hay dos lunas crecientes y a su alrededor trece estrellas, que simbolizan el padre, la madre  y los trece hijos; en el tercer cuartel un león rampante; en el cuarto cuartel un tejo de sinople y atado a él un oso, en recuerdo de un episodio de guerra de don Sancho y del valle de los osos (Valdeosera) que recibió. Está cercado todo por una orla cargada con trece veneras y trece cruces de Santiago, en memoria de la batalla de Clavijo, que simbolizan los trece primeros caballeros de la orden de Santiago, hijos de don Sancho. Alrededor del escudo hay trece banderas con media luna, que simbolizan trece victorias sobre los musulmanes. Se corona con un yelmo de caballero y un león rampante sujetando con la pata derecha delantera una espada. El solar añadió en el siglo XVI una leyenda tomada de un versículo del Eclesiástico: “LAUDEAMUS VIROS GLORIOSUS ET PARENTES NOSTROS IN GENERATIONE SUA” (Honremos a nuestros gloriosos antepasados en todas las generaciones) Lección del Libro de la Sabiduría. 44-1-15. El escudo se suele acompañar de dos lemas familiares del Solar de Tejada. BEATIFICAMUS EOS QUI VIROS ET PARENTES NOSTROS (Honremos a nuestros gloriosos antepasados). El lema original es LAUDEAMUS VIROS GLORIOSOS ET PARENTES NOSTROS IN GENERATIONE SUA.  SUSTINUERUNT ET LAUDEAMUS IN GENERATIONE SUA (Honremos a la generación que resistió). El lema original es BEATIFICAMUS EOS QUI SUSTINUERUNT.

Según la partida de bautismo, Ricardo nació el 13 de septiembre de 1820. Sin embargo, en la inscripción del Consulado en Gibraltar aparece como nacido el 17 de febrero de 1823. Falleció en la población de Gibraltar el 8 de noviembre de  1892, el año que establece su testamento a la edad de setenta y dos años (Fernández Barrios, 2010: 65). Sin embargo, la finca del Cortijo de la Cruz no fue heredada por su sobrino, Jose Aurelio Larios, marqués de Larios, hasta el año 1912.

Los datos más numerosos y fiables de Ricardo provienen del testamento, que firma el 2 de agosto de 1892 en la Línea de la Concepción ante el notario de la ciudad de San Roque. El testamento nos da idea de la riqueza de uno de los componentes más importantes de la familia Larios a finales del siglo XIX.

Ricardo Larios y Tashara se declara soltero, comerciante, con sesenta años, hijo legítimo de Pablo Larios y Herreros, natural de Laguna de Cameros, y de Jerónima Tashara y Chely, natural de Gibraltar, ambos difuntos. Afirma que es natural de Gibraltar y vecino de la ciudad de Málaga 1.

Se define como católico, apostólico romano, que cree en todos los misterios, artículos de fe y sacramentos de la Iglesia y toma por su especial abogada a la Inmaculada, Reina de los Ángeles, al patriarca san José, etc.

No establece la forma y el lugar de enterramiento, que deja al criterio de los albaceas. No obstante, parece que se deduce su preferencia por el Asilo de las Hermanitas de los Pobres de Málaga, en cuya capilla su hermano Martín Larios construyó una cripta familiar 2

Dispone que su entierro se haga de la manera mas sencilla, sin honras fúnebres, y que solo cesen los trabajos el día de su muerte en la Fábrica de la Industria Malagueña y en la de corchos de La Línea.

Nombra como albaceas a su primo y sobrino Carlos Larios y Martínez, Marqués de Guadiaro, y a Manuel Domingo Larios y Larios, marqués de Larios.

Lega la cantidad de ciento veinte y cinco mil pesetas al Asilo de las Hermanitas de los Pobres, al Asilo de San Bartolomé o a cualquier otro asilo de Málaga, en función de sus necesidades a juicio de los albaceas.

Lega la cantidad de veinticinco mil pesetas a su amigo Laureno Castillo y Pasaelagua, así como la finca denominada Rute en el término de Málaga, situada en la margen del río Guadalmedina.

Lega a su primo Ricardo Larios y Segura una casa situada en el Campamento próximo a Gibraltar. Esta Casita de Campo se hallaba en San Martín del Tesorillo. Fue construida como residencia de verano y de ocio en 1882.

Testa la cantidad de cinco mil pesetas para la adquisición de una alhaja a cada una de sus siguientes familiares: a su prima política Matilde Huelin y Huelin, esposa de Carlos Larios Segura; a su sobrina Emilia Crooke y Larios, marquesa de Castrillo; y a su hermana política Leocadia Sánchez de Piña, esposa de su difunto hermano Pablo Larios y Tashara.

Deja a sus sobrinos Pablo, Leopoldo, Augusto, Ernesto y Carlos Larios y Sánchez, las fincas adquiridas por Tomás Heredia en las Chapas de Marbella, que llaman Coto de los Dolores, Linaones y Gamonales.

Lega a sus sobrinos antedichos sus acciones de la Sociedad Industrial y Agrícola de Guadiaro.

Transfiere a sus sobrinos Fernando, Horacio, Amalia, Lucila, Ricardo y Arturo Scholt y Larios, hijos de Fernando Scholt, difunto, y de Carolina Larios y Tashara un millón quinientas mil pesetas, que recibirán en metálico, en otros valores o en fincas de la testamentaría.

Lega a su sobrinos Pablo, Leopoldo, Augusto, Ernesto y Carlos Larios y Sánchez el negocio de elaboración de los corchos establecido en la villa de la Línea de la Concepción, contratos de arrendamientos y compras de corcho de varias fincas, entre ellas uno con los condes de Estrada y Ofalia, relativo a la finca nombrada Estados de Castellar, así como la construcción de patios, fábricas y adquisición e instalación de maquinarias, y la cantidad de dos millones quinientas mil pesetas para facilitar la explotación de los corchos.

Cede a sus sobrinos Pablo, Leopoldo, Augusto, Ernesto y Carlos Larios y Sánchez la parte que le corresponda, cuando fallezca su hermano incapacitado Arturo Larios y Tashara.

Establece que se haga inventario de todos sus bienes en la Casa de Negocios de Gibraltar a partir del inventario de 1886 hasta su fallecimiento y se repartan a partes iguales entre sus sobrinos los hijos de su difunto hermano Pablo Larios y Tashara: Pablo, Leopoldo, Augusto, Ernesto y Carlos.

Lega el resto de sus bienes por partes iguales a sus dieciséis sobrinos.

Ricardo Larios y Tashara era el Gerente de la Casa Larios Hermanos de Gibraltar (Regueira, 1997: 265-280). Tenía un contrato de arrendamiento de corcho con Luis Jesús Fernández de Córdoba y Salabert, duque de Medinaceli, pero como era menor de edad y huérfano de padre, estaba bajo la tutela de su madre, Casilda de Salabert y Arteaga, condesa de Ofalia, casada en segundas nupcias con el conde Estrada. Esta finca era la Almoraima, el latifundio más grande de España y el mayor alcornocal español con una producción estimada en 600.000 quintales castellanos (276.00 qm.). El proyecto de explotación incluía la construcción de una fábrica de tapones y otros derivados del corcho (planchas de corcho y serrín), construida en 1889. Tras el contrato Pablo Larios Sánchez adquirió una parcela para ubicar allí la fábrica Industria Corchera en la Línea de la Concepción. Entre 1897 y 1899 el alcornocal de Castellar, donde se hallaba la Almoraima, tenía una extensión de 11.999 hectáreas. El contrato de extracción del corcho quedó fijado en diez años, el periodo que se tarda en la extracción de todo el corcho. La fábrica de corcho estaba ubicada en el espigón de San Felipe, lindante con la playa de Poniente, en terrenos de los Larios. Tenía 23.504 m2 construidos, donde trabajaban mil personas. Fabricaba 100 millones de tapones al año y utilizaba dos máquinas de vapor movidas con carbón mineral traído de Inglaterra, que alimentaba tres dinamos, que daban electricidad a 300 bombillas y 16 bujías. En 1894 sufrió un incendio, que dejó la fábrica en ruinas. El seguro se encargó de su reconstrucción. Fue cerrada en 1908 (Jiménez Blanco, 2005: 49-88).

La extracción de corcho se realizaba, además de en la Almoraima, en otras fincas privadas de Jimena de la Frontera, Los Barrios, la Serranía de Ronda, Alcalá de los Gazules, Tarifa y Jerez.

Ricardo, aunque vivía en la casa de Málaga de su hermana Aurelia y de su esposo, el segundo marqués de Larios, tenía dos fincas de recreo. La que era conocida como la Casa de Campo, que se hallaba en el término de San Martín del Tesorillo, que fue utilizada desde que fue construida en 1882 hasta su adquisición por Juan March en 1930. Contaba con una vivienda con aspecto de cortijo andaluz, aunque con ciertos aires victorianos, un jardín botánico con unos diez mil metros cuadrados, un huerto de naranjos y limones, animales sueltos por el jardín, y una pista de tenis. La finca fue escogida para la celebración de fiestas de los aristócratas con casas en la zona, como los Medinaceli, o de comerciantes gibraltareños y miembros de la nobleza británica, así como punto de partida para partidas de caza. La Casita de Campo formaba parte del SIAG, Sociedad Industrial y Agrícola de Guadiaro, fundada en 1887, que llegó a poseer en la comarca del Campo de Gibraltar uno de los latifundios más grandes de Europa con mas de 17.000 hectáreas.

El Cortijo de la Cruz o de la Concepción de Churriana

La otra finca de recreo, que poseía Ricardo Larios era la del Cortijo de la Cruz, ubicada en la población malagueña de Churriana, donde por la abundancia de agua y la riqueza de los terrenos hubo viviendas y fincas agrícolas desde la época romana. En la hacienda de los Álamos de Torremolinos, propiedad de José María Blake, antiguo oficial de la marina de guerra, se encontraron en el siglo XIX albercas con restos de cerámica, al igual que en la vecina hacienda del Pato. A la entrada del pueblo de Churriana, en una casa de recreo de José Sánchez, se halló al fondo de una alberca antigua varias esculturas, procedentes de una villa romana del siglo II, que fueron trasladadas al Museo Loringiano. La mejor de ellas fue una escultura de la musa Urania, sentada, con la esfera a los pies. Tras su adquisición por los Loring para su museo, hoy se halla en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid. En ese mismo lugar se encontraron dos cabezas femeninas de mármol. Igualmente en el cortijo del Almendral, ubicado entre Alhaurín de la Torre y Alhaurín el Grande, se descubrió una lápida sepulcral romana del siglo II, trasladada también al Museo Loringiano.

La denominada Hacienda de los Álamos en Torremolinos perteneció  a José María Blake y Joyes (1764-1836), quinto hijo del matrimonio formado por el comerciante de origen irlandés Agustín Blake Broune (1719-1782), establecido en Málaga y con negocios en Vélez Málaga, y  la escritora Inés Joyes y Blake (1731-1808). José María fue oficial de la marina de guerra y hermano de Joaquín Blake (1759-1827),  Presidente del Consejo de Regencia de España e Indias, Jefe del Estado Mayor y Capitán General. Esta hacienda de Torremolinos debió ser la «Casa de Campo», de la que se habla en la biografía de Inés Joyes.

Desde el siglo XVI aristócratas, comerciantes y diversas órdenes religiosas malagueñas, adquirieron fincas y construyeron  haciendas en Churriana, costumbre que se ha seguido manteniendo hasta el siglo XX, cuando llegaron a esta localidad los escritores Gerald Brenan, Julio y Pío Caro Baroja, el escultor norteamericano Hamilton Reed Armstrong, la familia del artista malagueño José Moreno Villa, y en el verano de 1959 estuvo en la finca de La Cónsula el premio nobel Ernest Hemingway.

El agua es el factor mas importante del territorio y el que determina la jerarquía y el tamaño de las fincas y de sus propietarios. El agua proveniente de la Sierra de Mijas origina la existencia de una serie de acequias y fuentes, como la fuente de las Doncellas y el acueducto del Rey, una obra propia de los romanos, que se proyectó para llevar agua a Málaga, y la construcción individual de pozos y estanques, donde almacenar el agua para el servicio doméstico, para dar agua a los animales, y para el riego de los jardines y las huertas. Todas las fincas importantes contaban con grandes estanques. La Cónsula tenía dos grandes estanques, uno de los cuales está hoy tapado y en el otro se han plantado nenúfares 3. En el Retiro hay dos estanques, uno en la zona superior del jardín con una isla en el centro (Morales Folguera, 1996: 45), y otro de gran tamaño en la zona central, que se utilizaba igualmente para pasear en barca, como sucedía en los jardines reales y de la aristocracia de los siglos XVI, XVII y XVIII (Morales Folguera, 1994: 224). También posee varias fuentes monumentales, cascadas y juegos de agua. La hacienda de San Javier tiene un gran estanque octogonal, que ha conservado su uso hasta el presente (Fig. 1).

El Cortijo de la Cruz no aparece citado en el testamento, por lo que debía considerarse como una propiedad de menor importancia. Cuando fue vendida en 1925 ocupaba una superficie de treinta y siete hectáreas setenta y cuatro áreas y dos centiáreas (sesenta y dos fanegas), y su precio quedó establecido en noventa mil pesetas.

Los datos que conocemos de esta finca, construida a finales del siglo XIX, provienen de la Escritura de Compraventa, firmada en 1925, entre el vendedor José Aurelio Larios y Larios, Marqués de Larios, y los compradores, el Ayuntamiento y la Diputación de Málaga. Tras la venta, en 1929 se crea la Estación de Agricultura Meridional del Ministerio de Agricultura bajo la dirección del ingeniero agrónomo Antonio de la Huerta.

En la década de los 50 la plantilla se traslada a Málaga, la finca es abandonada, en parte ocupada por el aeropuerto, y desaparece el jardín con todos sus elementos decorativos, entre ellos la valiosa colección de bustos de terracota, comparables por su calidad a los que adornan la galería superior del palacio de la Aduana de Málaga. Algunos de estos bustos son propiedad hoy día de una familia de Churriana. La Escritura de Compraventa recoge una excelente y completa descripción de la finca 4.

En un plano firmado por el oficial del Cuerpo de Topógrafos Lorenzo López el 22 de julio de 1950, que recoge la orden del Ministerio de Gobernación de 27 de octubre de 1905, por el que el término municipal de Churriana se fusiona con el de Málaga, aparece lo que era el territorio de Churriana limitado al este por el río Guadalhorce, al oeste por el termino de Torremolinos, al sur por el Mediterráneo y al norte por el término de Alhaurín de la Torre. En el centro aparece el núcleo urbano de Churriana rodeado por los numerosos cortijos existentes con sus nombres antes de que empezara su reconversión en terrenos urbanos. Se pueden leer los siguientes nombres de oeste a este: Cortijo y Bollera de San José, Cortijo de Borrego, Cortijo de San Andrés, Cortijo de Velarde y huerta de San José, lagar de Wutemberg, casa almacén de los paseros de Federico Gross, Cortijo de la huerta de Monzalvez, Cortijo del Corrito, Cortijo de Buenavista, Cortijo de Rompedizo y Boyera, la Cónsula o quinta de San Rafael, casa huerta de Albaricoca, Quinta y Cortijo de San Javier de Recreo, Cortijo de Carambuco, el Retiro (Quinta de recreo y casa de labor, estanque), casita del Platero de recreo, Cortijo las Peñuelas, Cortijo de la Gamera, Cortijo de Colitre, casilla de la Noria de Platero, casilla del Platero de recreo, Cortijo de San Julián, casa jardín de la Toca, huerta de Pizarro (cortijo, casa labor), cortijo y casilla de la Noria, Cortijo de las Ánimas, huerta de Pizarro, cortijo de Cotrina, casilla de la Huertecilla, Quinta de la Havilla, Hacienda de la Concepción, Quinta de Gross de recreo, Cortijo de Montesa, Cortijo de San Isidro, Cortijo de Re(…)padilla, varios sotos, quinta de (…) de recreo, casilla de la Huertecilla, Cortijo de la Renta, Cortijo del Piñón, Cortijo de la Aldea e Ingenio de Azúcar, cortijo Blanco, cortijo de Velarde y huerta de Santa Tecla. Junto al río Guadalhorce se hallaba el cortijo de la Aldea con el ingenio de azúcar, donde debía tratarse una parte importante de los abundantes cañaverales de las plantaciones de la comarca. Este cortijo desapareció con la segunda pista del aeropuerto, aunque se conservan algunas imágenes. Estos ingenios solían contar con grandes construcciones arquitectónicas (Fig. 2). Gracias a una fotografía aérea de Paisajes Españoles de comienzos de los 60 nos podemos dar una idea más clara de estas fincas y cortijos, los terrenos propiamente agrícolas y las fincas de recreo con los jardines y las arboledas. En un primer plano aparecen las casas de Antonio Villa, de Gerald Brenan y de San Javier, y al fondo, ya junto a la pista del antiguo aeropuerto, el Cortijo de la Cruz. (Fig. 3).

En 1794 se publica el volumen XXVIII del Viage de España de Antonio Ponz, en la que se describe la Hacienda de San Isidro junto al río Guadalhorce:

“Uno de los sugetos, que como llevo dicho, pueden servir de modelo á sus conciudadanos, es Don Pedro Ortega Monroy, quien ha establecido una grande hacienda y muchas plantaciones en las márgenes del citado rio : llámase la hacienda de San Isidro, y desde luego se reconoce en ella el buen gusto y atinado modo de pensar del dueño. Desde la orilla del rio empieza una alameda de 1200 varas de longitud , que con estrechas calles formadas con dichos árboles, entretexidos con sauces, mimbreras y cañares, defiende las tierras para que no las inunde Guadalhorce en sus grandes riadas, sirviendo al mismo tiempo de sombra y refrigerio y de utilidad á su dueño. Esta alameda apenas tiene 6 años, y ya hay árboles de 10 varas de alto: han prevalecido particularmente los chopos del Canadá, como los que hay en los jardines de Aranjuez. Desde dicha alameda hasta la casa de San Isidro salen dos hiladas de los mismos chopos en la distancia de mas de 100 varas. A espaldas de la casa y á sus costados, dexando desembarazada la fachada del mediodía, hay dos grandes huertas plantadas de limoneros y naranjos, al rededor de las cercas muchos álamos y moreras en gran número; de suerte , que es un sitio extremadamente delicioso, y de gran provecho”.

Cecilio García de la Leña dice que también había plantas americanas como el cacao.

En esta relación aparecen destacadas las denominadas quintas de recreo y las haciendas, que contaban con jardín y una vivienda importante: el Retiro, la Cónsula o quinta de San Rafael, San Javier, propiedad de Manuel Piédrola, la Toca, Carambuco, la Havilla, la Concepción, quinta de Gross, huerta de Santa Tecla, la hacienda del Platero, propiedad de Juan Larios. Jerez Perchet hace una breve descripción de la hacienda: Ocupa la casa principal, que es de correcto dibujo, una pequeña eminencia y merece una visita, la misma que sus jardines, en los que hay como caprichosa curiosidad, una extensa galería o túnel de durantes. Casa de recreo de José Sánchez, dos quintas de recreo de difícil lectura, a las que habría que sumar las de Gerald Brenan y la de la familia de Moreno Villa. Llama la atención que la familia Gross poseía dos casas destinadas a la industria del secado de higos y pasas, una quinta de recreo y la huerta de Santa Tecla. En una de las etiquetas de estos frutos secos se puede leer el siguiente texto: «Federico Gross y Cia. Málaga. Colonia Sta. Tecla». Desconocemos si los restos arquitectónicos de la mansión pertenecían a la  Quinta  Gross de Recreo o a la denominada huerta de Santa Tecla, con cuyo nombre se suelen asociar actualmente.  Otra de las haciendas más importante era la Hacienda Crucet, propiedad de la condesa viuda de Nájera, que en 1930 colocó con el permiso del Ayuntamiento de Málaga una escultura de la Inmaculada en la Plaza de la Higuereta, la cual ha dado hoy nombre  a dicha plaza (Archivo Municipal de Málaga, Actas Capitulares, año 1930, vol 332). En 1961 la hacienda, entontes propiedad de las Misioneras de Jesús, María y José, fue expropiada para las pistas del aeropuerto.

Jerez Perchet señala, además de los mencionados, los siguientes: el que posee el deán de la catedral de Málaga, D. Juan N. López; el antiguo de D. Manuel Piédrola, el de Don Adolfo Crooke, el de don Antonio Bresca, La Gamera, propiedad de D. José salas, La Croucet, de don Eduardo Huelin, y la Hacienda de Coliche, perteneciente a las Sras. Tobillas

Es decir que en 1950 existían en Churriana al menos trece fincas de recreo. Entre ellas aparece la Concepción, que es el otro nombre con el que se conocía el Cortijo de la Cruz 5.

El 30 de junio de 1925 se firma la venta del Cortijo de la Cruz ante el notario Juan Barroso Ledesma entre Francisco Crooke Heredia y Francisco Ruiz Reyes, en nombre de José Aurelio Larios y Larios, marqués de Larios, senador del Reino, residente en el número 22 del Paseo de la Castellana de Madrid y Juan Luis Peralta Bundsen, presidente de la Diputación de Málaga, y Eduardo Heredia Guerrero, teniente de alcalde de la ciudad de Málaga y alcalde accidental.

La finca era un predio rústico, llamado antes Cortijo de la Cruz y en ese momento de la Concepción, sito en el término de Churriana, hoy anexado al de Málaga, en el partido de la Vega, lindero al norte con los cortijos de Cotrina y de la Renta, al este con el de San Isidro y el camino antiguo de esta ciudad a Churriana, al sur con dicho camino y la línea del ferrocarril de Málaga a Coín, de la Compañía Suburbanos de Málaga, y al oeste con la misma línea, antes con el camino de Churriana a Puente del Rey. Estaba divida en dos parcelas por la línea del ferrocarril, en parte de secano y en parte de regadío.

Las tierras de regadío se fertilizaban con agua de a pie de dicho predio y con las provenientes de los nacimientos del Rey y de las Doncellas. Tenía olivos, cipreses, árboles frutales de varias clases, jardín, estaba empedrada, pozo noria, un estanque de mampostería con una capacidad de ciento sesenta y ocho metros y veinte y nueve decímetros cúbicos, y una casa señalada con el número dieciséis del respectivo cuartel rural, compuesta de planta baja y piso principal, con corral cercado de mampostería, pajar, tinado, cochera, cocina, cuadra, criaderas y otras dependencias, ocupando todo una superficie de mil cuatrocientos setenta y cinco metros cuadrados.

Según testimonios orales de algunos trabajadores antiguos del IFAPA la vivienda y el jardín se hallaban en la zona oriental de la finca en terrenos que hoy pertenecen al aeropuerto de Málaga, por lo que tanto la vivienda como el jardín fueron destruidos 6. Correspondía al sector de la finca que el marqués de Larios quería donar para su transformación en un reformatorio para niños. Lindaba con el también desaparecido cortijo de San Isidro, que ocupaba terrenos del aeropuerto (Fig. 4).

Algunas fotos antiguas nos muestran una vivienda con aspecto de cortijo, con un patio rectangular, un pozo noria y dos estanques en el centro (Fig. 5). Al patio se accedía por una puerta ubicada en uno de los lados menores de la tapia, tras la que se veía el gran estanque de mampostería de 168,29 dm3. En el otro lado se hallaba la vivienda, compuesta por una planta baja con ventanales rectangulares y portada en el centro adornada con columnas a los lados y modillón en la clave del arco, motivo que se repite en los restantes vanos; piso principal con balcones de reja, destacando el balcón central, que daba servicio a tres grandes puertas adornadas con alfices y modillones; y un ático ubicado sobre el espacio central de la crujía. Las cubiertas eran de ladrillo en doble vertiente (Fig. 6). Delante de la vivienda debía hallarse el jardín, del que no poseemos datos ni imágenes. No obstante, debió ser un jardín importante, conocido en Málaga, porque Muñoz Cerisola en su Guía de Málaga de 1894 lo destaca entre los jardines ubicados en los alrededores de Málaga: el del marqués de Guadiaro, de Adolfo Pries, de Francisco Mitjana, de Federico Gross, la Concepción y San José.

La finca fue heredada el 17 de febrero de 1912 por el tercer marqués de Larios de su tío Ricardo Larios y Tashara, formando parte de su herencia. Sobre parte de la casa, María de la Concepción Monsalve, marquesa de Camponuevo, tenía cierto derecho, que había ya prescrito.

El propósito del Marqués de Larios era ceder esta propiedad de forma gratuita al Estado para que en ella se estableciera una granja agrícola, segregando antes la casa y sus dependencias y con ella una porción de terreno de nueve hectáreas, noventa y siete áreas y unas sesenta centiáreas, tomada del lado oriental, destinadas a un reformatorio para niños. Este dato es importante, porque documenta la ubicación de la vivienda principal y de los jardines, que coincide con los testimonios orales aquí aportados. No obstante, la Diputación y el Ayuntamiento de Málaga habían recabado del marqués la compra total de la finca. Por consiguiente, se acordó la venta del Cortijo de la Concepción en dos mitades indivisas a la Diputación y al Ayuntamiento de Málaga, con su casa y sus aprovechamientos de agua y de otra clase.

El precio quedó establecido en noventa mil pesetas, que serían satisfechas al término de tres años a contar del día siguiente, en doce partidas de siete mil quinientas pesetas, pagaderas por trimestres naturales vencidos con un interés del seis por ciento de las partes pagaderas. El pago habría de hacerse en el domicilio del marqués en la ciudad de Málaga, bien mediante entrega efectiva o bien por compensaciones sobre los arbitrios municipales de la Casa Larios, que comprendía a José Aurelio Larios y Larios, Enrique Crooke Larios, la Azucarera Larios, la Industria Malagueña y la Herencia de Carlos Larios. La finca tenía en ese momento una renta líquida total de tres mil seiscientas y tres pesetas, sesenta y tres céntimos.

Bustos de terracota

La decoración de los edificios y de los jardines con esculturas de terracota se remonta al siglo XVI, cuando estas obras se adquirían en talleres italianos. A partir de la creación de las academias de Bellas Artes son numerosos los escultores españoles, que realizaban este tipo de obras. Uno de los ejemplos más importante es la decoración de la fachada de la Real Casa del Labrador de Aranjuez a comienzos del siglo XIX (Urríes, 2009: 63, 70, 72). La presencia más antigua en Málaga de este tipo de obras está relacionada con las visitas de Isabel II y Alfonso XII.

La venida a Málaga de la reina Isabel II se enmarca en un viaje emprendido por la monarca por Andalucía y Murcia tras la Revolución de 1861 (Franquelo, 1862: VIII-XXXIX). La reina llegó a Málaga la tarde del 16 de octubre, permaneciendo hasta el día 19, cuando embarcó camino de Almería. A lo largo del recorrido oficial se levantaron arcos de triunfo, se construyeron edificios efímeros en algunos lugares privilegiados de la ciudad, como el puerto, se adornaron edificios y espacios importantes, como la Aduana, la catedral, la Plaza de la Merced, entonces denominada Plaza de Riego, la plaza del Ferrocarril y la Alameda. También fue importante el edificio de hierro y cristal, construido al comienzo del Paseo de Reding por la Sociedad Económica de Amigos del País con la finalidad de organizar una exposición artística, industrial y agrícola.

Uno de los espacios más importante fue el de la Alameda, donde desde finales del siglo XVIII se habían ido ubicando los palacetes de la burguesía industrial y comercial malagueña. Como se puede apreciar en la estampa correspondiente de la relación, el paseo arbolado se enriqueció con varias fuentes, diversos adornos y farolas iluminadas con gas, y algo de lo que no se habla en la relación, pero que se puede contemplar en la estampa, una larga serie de bustos clásicos colocados sobre pilastras (Fig. 7). Un año antes, en 1861, Benito Vila incluye en su Guía de Málaga una estampa de la Fuente de Génova en el comienzo de la Alameda  rodeada de farolas de gas y de los bustos clásicos sobre pedestales. Desconocemos el origen de estos bustos y su historia posterior, ya que, en ninguna de las numerosas imágenes históricas de la Alameda, estos bustos vuelven a aparecer. Hemos de esperar a la visita a Málaga del rey Alfonso XII en 1877 (Jerez, 1877: 35-36), para que volvamos a encontrarnos con bustos clásicos en Málaga. En total se llegaron a contabilizar en las guías de la época hasta 20 bustos de piedra y 6 seis estatuas.

El monarca Alfonso XII se hospedó en el edificio de la Aduana, para lo que se llevaron a cabo algunas obras en el interior: una nueva escalera fronteriza y simétrica a la antigua, convertida en escalera principal, a la que se denominó de respeto o de ceremonia, y el remate de la galería del patio se coronó “con bustos gigantescos de los más célebres personages de la historia antigua”. No sabemos si estos veinte bustos de terracota, que hoy se conservan en el edificio de la Aduana, convertido en Museo de Málaga, eran los mismos que se colocaron en los laterales de la Alameda dieciséis años antes con motivo de la visita de la reina Isabel II (Figs. 8, 9 y 10).

En los años 80 del siglo XX en la finca que había pertenecido a los abuelos maternos de José Moreno Villa (1887-1955) 7 se conservaban dos bustos de terracota iguales a estos bustos de la Aduana, del Cortijo de la Cruz y de San Javier, además de otras esculturas de terracota 8. En su autobiografía Vida en claro (Moreno Villa, 1976: 31-40) describe la finca: se hallaba a “ocho kilómetros de Málaga y en ella pasábamos los veranos y las vacaciones de Navidad (…) Del salón se salía a una galería cubierta que, con dos alas del edificio, formaban un patio abierto por el frente hacia el jardín primero semicircular. En éste, sobre graderías para macetas, se destacaban unos grandes bustos de emperadoras y poetas romanos. De él se pasaba a la huerta y a otro pequeño jardín. Desde la calle, abierto el portón, se filtraba la vista a través del zaguán, la cancela forjada en 1874, el salón, el patio abierto, el jardín y la huerta, topándose al fondo con un portón pintado de almagra que daba al campo, al viñedo y al olivar (…) Nos sentábamos en la galería abierta baja del patio abierto al jardín, donde mi madre cosía o regaba las macetas de hortensias, mientras yo dibujaba o leía”.

Cincuenta y un años antes el propio Moreno Villa escribe un artículo sobre la vivienda malagueña (Moreno Villa, 1925: 291, 295-6), en el que incluye una descripción más precisa y extensa sobre el cortijo de sus abuelos, al que llama casa de D. Antonio Villa, que acompaña con seis dibujos del jardín: la planta y una perspectiva del jardín con una fuente en el centro, la arquería del patio con la reja de entrada a la vivienda y la ubicación de uno de los bustos de terracota, que rodeaban el jardín sobre pilares delante de la casa; uno de los jarrones de estilo imperio; uno de los bustos de terracota de un general romano con casco y penacho, muy parecido a uno existente en la Aduana, erigido sobre un pilar; un pilar rematado por una terracota geométrica; y un detalle de la arquería rebajada del patio, rematada con pirámides y jarrones (Figs. 11, 12,13, 14, 15, y 16).

Sobre la misma época Moreno Villa realizó un dibujo a tinta firmado sobre papel amarillento. Es una perspectiva polícroma, que coincide con la imagen publicada en Archivo Español de Arte. Se ve el jardín con la fuente en el centro, el arbolado bajo, la arquería del patio y los jarrones de la terraza, y la puerta de la casa al fondo. Predomina el verde de la vegetación y el blanco de las paredes (Fig. 17).

Este tipo de jardín es de inspiración barroca y recuerda el jardín del Palacio de Buenavista de Málaga. Estaba formado por un patio rodeado en tres de sus lados por la vivienda y abierto el frente por medio de una arquería al jardín semicircular centralizado por un estanque circular con un surtidor en el centro. A su alrededor se disponen ocho parterres geométricos y varios árboles.

“Hay dos tipos de casas: la que arranca del cortijo y la que parte de la choza. El cortijo surge alrededor de la corte (cour, hof), patio o corral. El cortijo es la vivienda del Sur; la choza, en cambio, el tipo de la vivienda septentrional” (Moreno Villa, 1925: 291).

“A línea doy algunos dibujos sacados de la casa de D. Antonio Villa, en Churriana (a nueve kilómetros de Málaga), casa familiar, de mis abuelos. Tal vez basten para dar idea de la solución clara del patio y del jardín. Al patio se sale por una estrecha galería de robustos pilares y, al jardín, por unos arcos aéreos empenechados de jarrones de estilo imperio. El jardín es semicircular; y su semicírculo queda trazado por dos filas de poyos escalonados, una fina verja y unos pilares que alternan con bustos de personajes romanos. Todo lo arquitectónico es allí blanco, de cal, menos la verja y los remates. Lo extremadamente luminoso de la cal contrasta con los verdes profundos y sordos del boj, del níspero y de los cipreses que forman un cenador fuera del primer jardín. Es forzoso reparar en las fuentecillas centrales, en los arriates y atarjeas para diferenciar estos jardines; así como el sentido de la línea y del color con que están utilizados los árboles y las flores. Hay paseos enteros de granados y de chirimoyos entre acequias que bordea el alomoraduj 9; y hay grandes yucas, bizarras y hostiles como bayonetas, junto a pomposos rosales y blandas cenefas de rosales y blandas cenefas de romero. La paleta impresionista nos parece aquí pobre y delirante. No pudo ninguna paleta unir tanta vibración de color distinto y tanta claridad de forma. Se comprende que todo esto no podía salir a la cara. Harto hizo el genio popular con recurrir a las fachadas de colores y a las cenefas. A veces, el rosa de una de ellas refleja bastante la alegría interior, y las barandillas y rejas el sentido lineal y decorativo de los jardines” (Moreno Villa, 1925: 295-296).

El Archivo Témboury posee once imágenes de la casa, que entonces pertenecía a Benito Villa, en las que se ve la fachada, la arquería del patio, los dos jardines, de los que habla Moreno Villa, en los que se pueden contemplar hasta seis bustos de terracota. Dos de estas fotos nos muestran la conexión de estos jardines, que se hacía por medio de pasillo a cuyos lados había dos pilares rematados por dos bustos, uno masculino y otro femenino (Figs. 18, 19, 20 21, 22, 23, 24, 25).

Es en este lugar donde Gerald Brenan y Ralph Partridge se hicieron la foto, que se expone en la Casa-Museo de Gerald Brenan 10. En la imagen aparecen los dos amigos entre dos bustos de terracota erigidos sobre sendos pilares de obra. Delante se ve una plazoleta con la taza de ladrillo de una fuente o estanque circular y detrás un denso arbolado. También se ven macetas y algunos muretes bajos de separación de las parcelas del jardín (Fig. 26).

En una visita a la finca en los años 80 del siglo pasado José Luis Romero pudo fotografiar la reja fechada en 1841 sobre la que se hallaban las letras ABC, que podían corresponder a las iniciales del primer propietario y constructor de la casa (Fig. 27). Se conservaban dos bustos de terracota, que representaban a mujeres y que eran iguales a los del Cortijo de la Cruz (Figs. 28 y 29). Otras esculturas de terracota eran una fuente de león junto al estanque, en el que se bañaba Moreno Villa y que era idéntica a una fuente ubicada en el Jardín Cortesano del Retiro (Fig. 30), y una cabra echada sobre una roca con una corona de rosas, protegiendo el sueño de una joven recostada.

Esta casa ya no existe, pero unas fotos aéreas de Paisajes Españoles de los años 60 nos muestran el triángulo verde formado en la calle de Torremolinos, en las afueras de Churriana, por la hacienda de San Javier en el lado derecho y, enfrente, las casas con sus jardines traseros de Gerald Brenan y de Antonio Villa. Las dos casas y sus jardines eran muy parecidos. Tenían dos plantas, fachada plana hacia la calle, y en la parte de atrás los jardines, tras los que se observan las huertas (Fig. 31).

Gerald Brenan en su obra Faz de España (Brenan, 1985: 42) describe el jardín que había en la parte trasera de la casa: “¡El jardín! Habíamos olvidado que teníamos un jardín. El largo sendero flanqueado de jardineras con arbustos, los naranjos y limones, los nísperos japoneses con sus hojas en forma de pez y sus gruesas ramas como serpientes, el bosquecillo de cañas birmanas, las pacanas y los aguacates y los Jacarandas…, cinco hectáreas y más rodeadas por altos muros blancos y regadas desde un tanque elevado frente al patio central. El jardín de flores había sido diseñado como un parterre del siglo XVIII, con cuadros de distintas formas rodeados por márgenes de arbustos pequeños de varias clases, a veces enlazados formando curiosos dibujos. Las rosas, que aquí florecen por Navidad, ya habían pasado, pero las calas y las fresas estaban en plena floración, y a lo largo de la pared exterior los arbustos de heliotropos proporcionaban un débil y delicioso aroma. Caminamos por allí en una especie de encantamiento, sorprendidos de que aquel maravilloso jardín, con su riqueza de flores y espléndidos árboles, pudiera ser nuestro. Incluso había mejorado durante nuestra ausencia. Conociendo cuál era la carestía de comida en España, le habíamos dicho a Antonio que quitara las flores y plantara verduras para su propio uso. Pero no lo había hecho. Al contrario, el jardín de flores había ocupado parte del antiguo huerto y había sido atendido y lucía mucho mejor que nunca”. Con cinco hectáreas de superficie debía ser un jardín importante, cuidado por un jardinero local, formado por una zona ornamental de estilo barroco, un huerto, y un sector paisajista, en el que destacaban las jacarandas. Entre la casa y el jardín se hallaba el estanque, que hoy se conserva muy transformado. Debía ser muy parecido al de Moreno Villa.

La hacienda de San Javier, ubicada en la acera de enfrente de la calle Torremolinos, tiene un aspecto más paisajístico y conserva dos bustos de terracota con 90 cm de altura. Uno repite el modelo de emperador con corona de laurel (Fig. 32). El segundo es un magistrado romano, que se cubre el busto con una túnica sujeta por un broche circular sobre el hombro derecho (Fig. 33) 11.

Entre 1862 y 1877, Ricardo Larios y Tashara debió construir el Cortijo de la Cruz en Churriana, cuyo jardín estaba adornado con bustos de figuras clásicas de terracota, cuatro de los cuales se han conservado hasta nuestros días. Todos los bustos se cubrían con una capa de engobe, que se ha ido perdiendo por la exposición al aire libre. Para conocer su estado original habría que ver los bustos de la Aduana, que han sido restaurados. Uno corresponde a un emperador romano con corona de laurel, coraza con máscara de león en el hombro y lacerna (Fig. 34). Dos de las terracotas representan a mujeres romanas con rasgos faciales diferentes, pero adornadas de la misma manera: corona, larga melena recogida con un medallón sobre la frente, y collar terminado en un colgante redondo (Figs. 35 y 36). La cuarta es otra mujer, perteneciente a la alta sociedad romana, una matrona, con pendientes, cabello adornado con diversas joyas, recogido con un velo, y vestido sujeto por una cadena (Fig. 37). Las esculturas parecen retratos, pero no es posible su identificación. Están representadas de frente. Las tres mujeres giran la cabeza hacia la izquierda, mientras que el hombre lo hace a su derecha.

No cabe duda de la relación entre las terracotas de Alameda de 1862, las de la Aduana de 1877, las del jardín de la casa de Antonio Villa, las de la hacienda de San Javier y las del jardín del Cortijo de la Cruz. El nexo de conexión de estas obras puede hallarse en la figura de Ricardo Larios, que poseía la hacienda de Churriana, y que participó en las comisiones de las visitas de Isabel II y Alfonso XII. Está documentada su participación en la Comisión de escaleras, corredores, patios y jardín de la visita de Isabel II (Guerola, 1995:1214).

En el Generalife se colocaron tres bustos clásicos de terracota con motivo de la visita de Isabel II a Granada en 1862 (Figs. 37a y 37b). Todo ello nos indica que este tipo de esculturas utilizadas en la decoración de jardines y edificios fue frecuente en el siglo XIX. Algunos de los bustos de la Aduana son casi idénticos a los bustos conservados del Cortijo de la Cruz. Los bustos colocados en la terraza superior del patio de la Aduana en 1877 fueron realizados por Luis Sánchez Caballero (Morgado, 2016: Diario Sur de Málaga), al que le pagaron por este trabajo 1.400 pesetas (Gutiérrez de Pablo, 2002: 172). Este dato, que no hemos podido documentar en el Archivo Histórico Municipal de Málaga, podría indicar que fueron realizados  en 1877 y que, por lo tanto, no serían los mismos que los que decoraron la Alameda con motivo de la visita de Isabel II. Gutiérrez de Pablo afirma que representan a emperadores, matronas y guerreros romanos. Es posible que este mismo autor, Luis Sánchez Caballero, del que se conocen pocos datos, sea también el que llevara a cabo  los bustos del Cortijo de la Cruz, de la hacienda de San Javier y de la casa de Antonio Villa. . En el año 1863 la Sociedad Económica de Amigos del País le concedió una medalla de plata de primera clase en la sección de industria en la sesión que tuvo lugar en el salón de actos de la Diputación Provincial el 18 de julio, en la que se premiaron a los participantes en la exposición celebrada con motivo de la venida de la reina Isabel II. Este dato podría indicar que Luis Sánchez Caballero no fuera escultor, como indica Gutiérrez de Pablo, y que el pago por el trabajo de los bustos los recibió como propietario de la fábrica de cerámica, donde fueron ejecutados. Este hecho justificaría la ausencia de datos de Luis Sánchez Caballero como escultor. Efectivamente en el acta del jurado aparece la siguiente cita «los preciosos jarrones y otros artículos de alfarería fina de los Sres. Sánchez Caballero». En el año 1922 el incendio en la Aduana causó la destrucción de cinco de estos bustos, por lo que en 1988 se encargaron cinco nuevos bustos al escultor antequerano asentado en Málaga Eloy García Pérez, fallecido en 2012. Para diferenciarlos de los primitivos tienen un tono más rojizo y están firmados por el autor «Eloy» en la parte trasera de las terracotas. Emilio de la Cerda en su Guía de Málaga de 1866 incluye un anuncio de la fábrica de alfarería de los Sres. Sánchez Hermanos, situada en la Calle Antequera, nº 25, en el que se informa que, además de diversos objetos de cerámica, ejecutaban «jarrones y bustos para azoteas y jardines, y toda clase de trabajos de encargo y a gusto del consumidor». En la página 140 de la misma guía se hace una declaración más extensa de los trabajos realizados por la fábrica:

«Esta fábrica, sita en la calle de Antequera, número 25, ha sido la más acreditada desde su remota fundación, siendo recomendable la constante laboriosidad de sus dueños y el afán por mejorar cada día sus productos, llegando éstos a rivalizar con los de las primeras fábricas del reino y del extranjero, no solo en calidad, sino también en el gusto y perfecta ejecución de los más delicados trabajos en escultura de bustos y relieves, obteniendo por premio la medalla de cobre de la exposición de Sevilla en el año 1858 y de primera clase en la de Málaga en 1862.

Su mayor consumo lo hace en la exportación de sus productos para la Habana. Tiene hornos de cocer, y trabajan en la fábrica hasta 23 operarios».

Los talleres del valle del Guadalhorce y de Málaga surtían de cerámica vidriada con los característicos colores blanco, verde y marrón a los edificios y a los jardines de Málaga desde el siglo XVI: bajantes, solerías, ménsulas, gárgolas, zócalos, fuentes, tejas, jarrones, ladrillos, alicatados, azulejos. Benito Vila en su Guía de Málaga de 1861 incluye a Sánchez Caballero entre los  18 industriales fabricantes de cacharrería. En 1901 Ramón A. Urbano en su Guía de Málaga señalaba la importancia de la industria alfarera malagueña, destacando la que había en la Hacienda de la Colonia de Santa Inés de Teatinos como una de las más importantes de España, llegando a suministrar cerámicas a los edificios de la Exposición Iberoamericana de Sevilla del año 1929. En Málaga había también «Tiendas de figuras de barro y baratijas del reino», que vendían esculturas de terracota, que eran muy valoradas por los extranjeros que visitaban la ciudad, especialmente ingleses y franceses. Benito Vila recoge cuatro tiendas en 1861: Manuel Aceituno Rivas en calle Mármoles, Francisco Ons en calle Granada, José Cubero en Pasaje de Heredia y Fernando Lechuga también en el Pasaje de Heredia. José Cubero, que era escultor de terracotas, se publicitaba en el Indicador Comercial de España de Nicolás Muñoz Cerisola del año 1894 como autor de esculturas en barro, especializado en figuras de tipos andaluces, los conocidos «barros malagueños», así como en retratos de todas clases, composturas, que podían ser enviados a cualquier lugar.

De todas formas, Sánchez Caballero debió utilizar modelos para los bustos, cuya autoría y procedencia desconocemos. Pueden corresponder a un escultor malagueño especializado en la técnica o también a algún escultor de Madrid (Ricardo Bellver y Ramón) o de Valencia. Uno de los pocos ejemplos similares que podemos contemplar es el Álbum Antonés de la Biblioteca Nacional de Catalunya, fechado en 1863, que corresponde a la fábrica Can Barella de L’Hospitalet de Llobregat, el cual nos muestra una página con bustos de terracota, que se ofrecían a los posibles compradores (Fig. 38). Los jardines de Raixa en Buñola, Mallorca, conservan un busto de terracota, que sigue el modelo de los que aparecen en el Álbum Antonés (Fig. 39)

Conclusiones

La construcción de Haciendas de Recreo en Churriana, Málaga, se remonta al menos al siglo XVII y estuvo motivada por la abundancia de agua y por la calidad de las tierras

Estas haciendas unían su uso lúdico mediante la creación de grandes mansiones y jardines, con las explotaciones agrícolas, conformando el característico cortijo andaluz, cuya morfología se remonta a la Antigüedad

En el siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX  importantes comerciantes malagueños,  prestigiosos artistas y escritores adquieren o visitan estas haciendas: Juan Roose, Cónsul de Prusia, Enrique Heredia Livermore, Ricardo Larios y Tashara, Federico Gross, Gerald Brenan, Julio y Pío Caro Baroja, Bill y Annie Davis, el escultor norteamericano Hamilton Reed Armstrong, la familia del artista malagueño José Moreno Villa, y en el verano de 1959 estuvo en la finca de La Cónsula el premio nobel Ernest Hemingway, quien la ensalza por su «luz divina y su cálido clima».

En la segunda mitad del siglo XIX numerosos edificios y jardines de Málaga y Churriana se adornaron con bustos clásicos de terracota

Estos bustos se hicieron en talleres de Málaga y/o del Valle del Guadalhorce

Hasta ahora solo hay un autor reconocido:  Luis Sánchez Caballero, industrial propietario de una fábrica de cerámica ubicada en el Camino de Antequera

Aparecen por primera vez en una estampa de la Alameda, incluida en la Guía de Málaga de Benito Vila de 1861

En 1877 los volvemos a encontrar en la decoración de la Aduana cuando Alfonso XII visita Málaga

En Churriana adornaron los jardines de varias Haciendas de Recreo:

-La Hacienda de la familia de Moreno Villa

-La Hacienda de San Javier

-El Cortijo de la Cruz, propiedad de Ricardo Larios y Tashara (1832-1892)

Este importante componente de la familia Larios puede ser el nexo de unión de estas obras: fue el propietario del Cortijo de la Cruz, y dirigió la Comisión de escaleras,  corredores, patios y jardín en la visita de Isabel II y, posiblemente,  también en la de Alfonso XII

Referencias

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  • Franquelo, Ramón (1862) La reina en Málaga. Descripción de los arcos de triunfo, monumentos, adornos y vistas mas notables, que ha habido en Málaga y en el límite de su provincia, durante la estancia en ellas de S.M. la Reina Doña Isabel II y su real familia en octubre de 1862. Imp. del Correo de Andalucía. Edición facsímil en Málaga con introducción de Rosario Camacho Martínez. Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Málaga, 1991, Málaga.
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  • Jerez Perchet, Augusto; Muñoz Cerissola, Nicolás (1877) Crónica de la visita de S.M. el rey D. Alfonso XII a la ciudad de Málaga en marzo de 1877. Exma. Diputación Provincial y Excmo. Ayuntamiento de Málaga, Málaga.
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Notas

  1. Archivo de Protocolos de San Roque. Pr. 107, fol. 657-668.
  2. El autor se ha puesto en contacto con las Hermanitas de los Pobres de Málaga para conocer datos concretos sobre el enterramiento de Ricardo Larios y Tashara, pero no ha sido posible, dado que se trata de una cripta cerrada.
  3. Agradezco la información a Miguel Ferrer Barrera, Director Académico de la Escuela de Hostelería de la Cónsula.
  4. Archivo Histórico Municipal de Málaga. Copia simple de la escritura de compraventa otorgada por el Excmo. Sr. D. José Aurelio Larios y Larios, marqués de Larios, a favor de la Excma. Diputación de esta provincia y el Excmo. Ayuntamiento de esta capital. 30 de junio de 1925.
  5. Agradezco la información al bejarano y experto en jardines históricos José Muñoz Domínguez.
  6. Quiero darle las gracias a Juana Becerra del IFAPA de Churriana por los datos facilitados para la redacción de este artículo.
  7. “Pintor, dibujante, archivero, bibliotecario, historiador, crítico de arte y poeta español. Miembro de la Generación del 27. En su Málaga natal fundó la revista «Gibralfaro», que animó el panorama cultural de la ciudad hasta la llegada de la revista «Litoral» de Manuel Altolaguirre. Estudió Química en Friburgo (Alemania) e Historia del Arte en la Universidad Central de Madrid. En 1917 marchó a Madrid y se instaló en la Residencia de Estudiantes dónde vivió hasta el 29 de noviembre de 1936, cuando la Guerra Civil Española acabó con ella. Trabajó en el Centro de Estudios Históricos (CEH), y, desde 1931 hasta 1936, fue director del Archivo de Palacio Nacional, hoy Palacio Real de Madrid. A finales de 1936, junto a otros intelectuales afines a la II República, fue trasladado a Valencia. Salió de Valencia rumbo a los Estados Unidos a principios de 1937 como delegado del gobierno de la República para un viaje de propaganda cultural. En mayo llegó a México, donde en el transcurso de los años seguirá publicando, pintando y colaborando en El Colegio de México como historiador del arte. En México fue amigo de Alfonso Reyes, León Felipe o Luis Buñuel. Octavio Paz escribió un ensayo sobre su poesía. En España, una orden de 22 de julio de 1939 dispuso su baja definitiva en el escalafón del Cuerpo de Archiveros y Bibliotecarios. Falleció en la capital mexicana el 25 de abril de 1955”. Texto tomado de PARES, Portal de Archivos Españoles.
  8. Agradezco la información a José Luis Romero Torres, que visitó la finca en los años ochenta.
  9. Palabra de origen árabe, que se refiere a una planta aromática, que puede asociarse con la mejorana y el sándalo, según el diccionario de la Real Academia Española, utilizadas en la medicina como antiespasmódico.
  10. Quiero agradecer a Alfredo Taján, Director de la Casa Gerald Brenan de Churriana, la ayuda prestada para la redacción de este artículo.
  11. Agradezco las facilidades dadas por la propietaria de la hacienda de San Javier, Olga Ruiz Rumeu, para la visita al jardín y la toma de imágenes digitales. Igualmente, doy las gracias a Estrella Arcos por la ayuda prestada.

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Morales Folguera, José Miguel. «Málaga. Cortijo de la Cruz. Churriana». Historia del jardín, Departamento de Historia del Arte, 04 2024, http://historiadeljardin.hdplus.es/malaga-churriana-cortijo-de-la-cruz/

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